Armando Planchart Franklin: un legado forjado desde el silencio, el trabajo y la generosidad – Parte 1
Azier Calvo
febrero 16, 2022
Este ensayo, en doce entregas sucesivas, forma parte del esfuerzo de la Fundación Anala y Armando Planchart por difundir las múltiples dimensiones de Armando Planchart Franklin. Con estas entregas, pretendemos rescatar la historia de uno de los personajes que hizo posible la modernidad de Venezuela y su impacto en la obra arquitectónica de la capital
Saldar una deuda
La historia de la Arquitectura, confundida muchas veces con la de los arquitectos que proyectan los edificios, está llena de episodios en los que se desconocen los factores que los hacen posibles. A poco que se indague lo que ha quedado registrado, nos podemos percatar cómo, al reseñar o analizar importantes realizaciones, se obvia con demasiada frecuencia a quienes, sin ser sus diseñadores, las inspiraron, encargaron, promovieron, influyeron, colaboraron o aportaron lo necesario para hacer viable su materialización.
En ese sentido, el desarrollo de Caracas como ciudad moderna no es una excepción. Tras la enorme cantidad de obras de relevancia que lograron ejecutarse a partir de los años 40 del siglo XX, es posible encontrar la presencia, a veces clara y otras no tanto, de personajes que, en la medida que se forjaban como prósperos empresarios, hombres de negocios o gerentes públicos a partir del trabajo honesto y una visionaria manera de entender su actividad, impulsaron la realización de una serie de ellas que han dejado huella dentro de su desarrollo urbano.
A los nombres estudiados por Rafael Arráiz Lucca en Empresas venezolanas: Nueve historias titánicas [1], importante trabajo que hay que entender como pionero en ese campo, se pueden añadir otros tantos cuyos aportes pueden ligarse de manera más directa al área de la construcción y, si se quiere, al mecenazgo que se encuentra encerrado tras cada emprendimiento. Entre ellos se encuentra Armando Planchart Franklin (1906-1978), quien se destacó fundamentalmente en el ramo de la comercialización de vehículos cuando Caracas se encontraba en pleno crecimiento, dejando tras de sí un grupo de actuaciones e iniciativas que demuestran un claro compromiso social y cultural con la ciudad donde centró sus actividades.
La figura de Armando Planchart y las repercusiones de su visión de mundo, de la cual unos cuantos edificios e intervenciones urbanas son una clara muestra, amén de su conocidísima casa de habitación y su actividad filantrópica, amerita ser estudiada con profundidad, con la finalidad de ir develando el contexto en el que se forja, primero como individuo, del que destacan valores como la honestidad, el desprendimiento y la generosidad y, posteriormente, como empresario exitoso preocupado por ir más allá del simple lucro. También dentro de ese marco, valdrá la pena auscultar de qué manera los avatares de su vida personal, su inserción en el medio social y sus relaciones directas o indirectas con el poder político y económico tuvieron influencia a lo largo de su trayectoria.
Indagar a través de fuentes primarias hasta ahora no estudiadas (archivos particulares o empresariales, artículos o notas de prensa, etc.), recurrir a la entrevista de personas próximas que lo hayan conocido o con quienes haya trabajado, repasar lo que sobre él se ha escrito y revisar las aproximaciones críticas a las obras construidas que Planchart dejó como testimonio de su compromiso, ameritan elaborar una mirada complementaria a lo que ya se conoce y adentrarse en un terreno que permita sacar a la luz las historias menudas que se encuentran tras cada manifestación, las cuales, a su vez, darán más pistas acerca del personaje.
Sin pretender asumir lo que Tomás Straka denomina como “historia empresarial” [2], pero no del todo alejados de lo que ello implica, este ensayo, dividido en doce capítulos que aparecerán mensualmente en el portal de la Fundación Anala y Armando Planchart (https://www.villaplanchart.net/la-fundacion/), buscará construir la semblanza de un emprendedor que muestra una manera de entender su misión dentro de la sociedad y sus repercusiones a través de un particular legado donde la arquitectura, de la mano de notables proyectistas, tradujo buena parte de sus aspiraciones.
[1] Rafael ARRÁIZ LUCCA, Empresas venezolanas: Nueve historias titánicas. Caracas: Editorial Alfa, 2012.
[2] Tomás STRAKA, “Historia empresarial: lo hecho y lo que queda por hacer”. En: Debates IESA, vol. XX, nº 1, enero-marzo 2015.
Avatares de una familia a comienzos de siglo XX
José Armando Planchart Franklin nace en la parroquia Candelaria, Caracas, el 17 de febrero de 1906, en el seno de una modesta familia conformada por José Manuel Planchart Lovera [1] y Margarita Luisa Franklin Álvarez [2]. Su padre, funcionario público, contaba con un limitado sueldo para la manutención familiar, y su madre se dedicaba a las labores del hogar.
José Manuel Planchart y Margarita Franklin
Aunque la rama parental de José Manuel Planchart procedía del estado Anzoátegui y la de Margarita Luisa Franklin del estado Guárico, sus respectivos apellidos delatan ancestros provenientes de otras latitudes.
Según Jaime Tello [3], Planchart se ubica en la categoría de “Apellidos típicos venezolanos de diversos orígenes”. Los primeros Planchart se trasladan a Venezuela a mediados del siglo XIX, convirtiéndose con el tiempo en el lugar del mundo donde el apellido tiene mayor incidencia y densidad [4]. Provenientes de Europa, aquellos inmigrantes se instalaron en diferentes partes del país, pudiéndose conocer que el tronco del que procedía José Manuel corresponde a los Planchart de Anzoátegui y que la familia poseía tierras y bienes de fortuna.
Con relación a este tema Carlos Armando Figueredo Planchart, sobrino mayor y ahijado de Armando Planchart nos aportó lo siguiente: “El primer Planchart que llegó al estado Anzoátegui en el siglo XIX venía de un pueblito al norte de Barcelona, Cataluña. El Planchart de Francia es con “D” al final (o en su defecto Blanchard), pero los Planchart son catalanes. La familia Planchart tenía bastante dinero en el estado Anzoátegui (Barcelona) y poseían un hato muy importante, atravesado por dos ríos, que quedaba en el límite con el estado Monagas llamado ‘Morichalote’. Allí había un gran pozo petrolero otorgado en concesión a la Esso, la cual le pagaba un royalty a la familia Planchart. Un miembro de la familia, Antonio Planchart Burguillo, se encargaba de cobrar y distribuir el dinero entre todos los descendientes del bisabuelo. La hacienda fue paulatinamente abandonada y más tarde fue expropiada por el gobierno bolivariano. Todavía es posible recuperarla, pero habría que poner de acuerdo a más de 70 herederos. Los Planchart eran de Barcelona (Anzoátegui) y tenían una casa muy famosa en Lechería” [5].
Franklin, por su parte, es un apellido de origen inglés. A diferencia de Planchart, Tello no ubica a Franklin en el grupo de “Apellidos típicos venezolanos de diversos orígenes” lo que indica que no se trataba de una familia ni numerosa ni dispersa a lo largo del territorio nacional.
Sin embargo, se sabe que los Franklin de la rama materna de Armando Planchart llegaron a Venezuela en el siglo XIX procedentes de Trinidad y se ubicaron en el estado Guárico. Habiéndose casado en Calabozo en 1874, los padres de Margarita Luisa, Emilio Franklin Lander y Margarita Álvarez Mujica, se habían trasladado a Caracas para cuando nace su hija en 1882, siendo entonces Emilio un próspero comerciante.
“Mi bisabuelo Emilio Franklin Lander y su hermano Augusto eran hijos de Guillermo Tomás Franklin, inglés, que vivía en Trinidad y se vino a Venezuela, al estado Guárico, donde se casó con Ana Lander. Emilio Franklin Lander era un hombre de negocios extraordinario y fue el primer importador de un famoso vino dulce francés llamado Chateau d’Yquem. Hizo una gran fortuna como comerciante en Caracas y dos de sus hijos (hermanos de mi abuela, tíos de Armando Planchart) estudiaron en universidades americanas y fueron quienes trajeron el beisbol a Venezuela. El primer equipo de Béisbol organizado que hubo en Venezuela, el Caracas B.B.C., era de dos hermanos Franklin (Emilio y Gustavo), de dos tíos míos. (…) La fortuna de los Franklin les permitió adquirir tierras en lo que se llama Chichiriviche de la Costa y ser propietarios de buena parte de Guatire. (…) Posteriormente, una vez fallecido mi bisabuelo Emilio, la decadencia de la familia Franklin fue muy grande. Los herederos, acostumbrados a vivir bien, gastaron toda la fortuna. (…) Al morir mi bisabuelo, se mandó a hacer para el panteón familiar de los Franklin, en el Cementerio General del Sur, una importante escultura de Andrés Pérez Mujica: “Alma”, de 1920, que hoy en día se encuentra abandonada por las dificultades existentes de acceder al recinto” [6].
«Alma» Andrés Pérez Mujica (1920)
A todas estas, Armando fue el segundo de tres hijos del matrimonio entre José Manuel y Margarita Luisa, y el único varón. Luisa Margarita, su hermana mayor, nació en 1904 —falleció muy joven, en 1920, a causa de una pleuresía—, y Ana Teresa, la menor, viene al mundo en 1909, dejando tras su fallecimiento en 1985 una nutrida descendencia [7].
Armando Planchart niño
Para cuando nace Armando, los Planchart Franklin estaban residenciados en el casco histórico de Caracas. Vivían en lo que se llamaba la Plaza López y hoy es la intersección de las avenidas Urdaneta —antigua avenida avenida Este-Oeste 1— y Fuerzas Armadas —antigua avenida Norte-Sur 7—, en el límite entre las Parroquias Catedral y Candelaria, prácticamente al borde de la quebrada de Catuche. Según Ramón Hernández Ron era “una familia que había conocido la opulencia, que luego la inestabilidad política y las precarias condiciones del desarrollo económico llevaron a la decadencia” [8].
«Plano de Caracas 1906» Ricardo Razetti
Desmarcándose de lo dicho por Hernánadez Ron, Carlos Armando Figueredo Planchart comentaba lo siguiente acerca de la venida a menos de la familia: “Mi abuelo Planchart nunca tuvo mucho dinero. Ellos vivieron siempre apoyados por todo lo que les aportaba mi tío Armando. La decadencia grande fue de la familia Franklin. Mi abuelo Planchart murió en el 1950 y pico y mi abuela pocos años después (en los 60), llegando a conocer a cuatro de mis cinco hijos (…) Al ascender y crecer económicamente, Armando Planchart cubrió todas las necesidades de sus padres y les compró la casa ubicada en la Alta Florida, donde vivieron hasta su fallecimiento” [9].
Con respecto al clima de inestabilidad política que vivía el país en 1906, quizás valga la pena recordar que ese año se comienzan a dar una serie de sucesos alrededor de la figura del entonces presidente de la República, Cipriano Castro, que derivaron finalmente en la toma del poder en 1908 de quien fuera su hombre confianza: Juan Vicente Gómez.
Juan Vicente Gómez y Cipriano Castro
Así, Castro, quien se convirtió en jefe de Estado en 1899 tras resultar triunfante la Revolución Liberal Restauradora que encabezaba, tuvo que atravesar durante casi todo su período una permanente crisis política, traducida en constantes enfrentamientos con caudillos que se le oponían. Además, comenzando el siglo se produjo una importante disminución de los precios de las exportaciones agrícolas, particularmente del café (recordemos que Venezuela era el segundo productor mundial detrás de Brasil), lo cual obligó a Castro a suspender temporalmente el servicio de la deuda externa. A ello se sumaron los reclamos y el cambio de tono con que las distintas potencias europeas volvían a exigir tanto el pago de la deuda como la indemnización de los daños y perjuicios sufridos por extranjeros residentes en el país, con motivo de las guerras civiles que coparon buena parte del período comprendido entre 1830 y finales del siglo XIX.
Ante la negativa del gobierno a reconocer las reivindicaciones esgrimidas, Alemania e Inglaterra resuelven bloquear las costas venezolanas a partir del 9 de diciembre de 1902. Tras más de dos meses de enfrentamiento, en los que un Castro acorralado exacerba el espíritu nacionalista, y gracias a la mediación del presidente Theodore Roosevelt de los Estados Unidos, el conflicto termina el 13 de febrero de 1903 tras la firma de los Protocolos de Washington, en el cual “las partes en conflicto acuerdan el levantamiento inmediato del bloqueo naval, la reducción de la deuda externa de 352 millones de bolívares a 150,9 millones, y un cronograma de pagos en forma progresiva abonando el 30% de los ingresos aduaneros del país” [10].
También cabe añadir que en 1906 (año del nacimiento de Armando Planchart), en enero, es expulsado del país el encargado de negocios de Francia en Venezuela, en el marco del escándalo de la Compañía Francesa del Cable Interoceánico, y el 4 de abril Cipriano Castro anuncia que se separa provisionalmente de la presidencia por motivos de salud a raíz de una extraña enfermedad (fístula vésico-colónica) que arrastraba desde 1894, designando a Juan Vicente Gómez como Presidente encargado.
El 23 de mayo, “habiendo escuchado por parte de su círculo interno rumores infundados de intrigas palaciegas para que Juan Vicente Gómez tomase el poder, Cipriano Castro dirige una proclama que tituló ‘Ofrenda a la patria’, en la que asegura renunciar a la presidencia explicando los motivos de la misma” [11]. Esto provoca la reacción de sus colaboradores, quienes “comienzan a pronunciar discursos y escribir artículos solicitando que Castro ‘regresase’ al cargo” [12] , siendo respaldado por los ayuntamientos y las asambleas legislativas de todo el país.
Finalmente, el 5 de julio, tras ser aclamado por el Congreso y recibir en La Victoria las correspondientes solicitudes oficiales provenientes de diversas partes del territorio, “Castro anuncia que retomará nuevamente el cargo de Presidente. Los actos organizados para exhortarle que no renunciara son hoy conocidos como ‘La Aclamación’ ” [13].
No obstante, en noviembre, “Castro sufre un agravamiento de su enfermedad. Román Delgado Chalbaud (Jefe de la Armada y domiciliado en Puerto Cabello), Eliseo Sarmiento (Jefe de la Guarnición de Carabobo), y Francisco Linares Alcántara Estévez (presidente del estado Aragua), acuerdan unirse para buscar impedir el ascenso al poder de Gómez en una eventual desaparición de Castro del mapa político” [14]. Este movimiento, que recibe hoy el nombre de “La Conjura”, habla a las claras del enrarecido clima político que vivía el país para aquellas fechas [15].
Por tanto, aunque nace dos años antes de que Juan Vicente Gómez tome el poder, Armando Planchart crece y se forma en plena época gomecista (1908-1935), lo cual sin duda marcará su personalidad. Su infancia y adolescencia transcurren con modestia en una Caracas provinciana junto a sus padres, de quienes recibirá la formación y los valores que lo acompañaron durante toda su vida.
Panorámica de Caracas en 1906
[1] Nacido en 1876 era hijo de Antonio Planchart Errendón y Luisa Lovera Simonovis.
[2] Nacida en 1882 era la tercera de cuatro hermanos y única hembra. Sus padres fueron Emilio Franklin Lander y Margarita Álvarez Mujica.
[3] Jaime TELLO, “Notas sobre apellidos venezolanos”. En : THESAURUS. Tomo XL. Nº1, Centro Virtual Cervantes, 1985, p. 157 (ubicable en: https://docplayer.es/198876-Notas-sobre-apellidos-venezolanos.html)
[4] Ubicable en https://wikiapellidos.com/planchart
[5] Carlos Armando Figueredo Planchart, “Conversación”, grabada vía Zoom el 23 de septiembre de 2021.
[6] Ibídem.
[7] Ana Teresa Planchart Franklin falleció el 26 de junio de 1985. Estuvo casada con el pianista, compositor y diplomático Carlos Enrique Figueredo Agreda con quien tuvo cuatro hijos (Carlos Armando, Reinaldo, Emilio y Ana Luisa) que fueron considerados por Armando Planchart sus sobrinos predilectos y a quienes costeó buena parte de sus estudios en Suiza cuando su padre ejercía cargos diplomáticos entre 1948 y 1955 primero en Francia y luego en Dinamarca.
[8] Ramón HERNÁNDEZ RON, “Nuestros valores. Semblanza de Armando Planchart”. En: El Universal, mayo 1978.
[9] Carlos Armando Figueredo Planchart, “Conversación”, op. cit.
[10] Información ubicable en https://es.wikipedia.org/wiki/Cipriano_Castro
[11] Ubicable en https://es.wikipedia.org/wiki/Anexo:Venezuela_en_1906
[12] Ibídem.
[13] Ibídem.
[14] Ibídem.
[15] Valga añadir que en 1906 nacerán, además de Armando Planchart, otras tres personas que más adelante tendrán que ver con su vida: Arturo Uslar Pietri, Carlos Eduardo Frías y Eugenio Mendoza Goiticoa.