La Casa

La Villa Planchart

Durante la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, Venezuela evidenció claros signos de progreso en la ciudad. Los Planchart, Armando y Anala, eran una pareja amante de la cultura y el arte. Mientras Armando –quien hizo fortuna como importador exclusivo de la marca Cadillac en Venezuela– cultivaba el amor por las orquídeas y la cacería, su esposa estaba dedicada a la vida cultural de la Caracas moderna.

Ambos «los clientes ideales», emprenden la búsqueda de un lugar y un arquitecto para su casa soñada. Para ello seleccionan una colina privilegiada al sur del valle de Caracas, y al padrino del renacimiento del diseño italiano de post-guerra, el arquitecto milanés, Gio Ponti (1891-1979), para ese entonces director de la revista italiana Domus. Villa Planchart, una de las casas más célebres de la arquitectura del siglo XX, también conocida como «El Cerrito», constituye una de las obras más importantes del arquitecto italiano, quien se refería a ella como su «joya», su obra maestra.

La Villa, construida en 1957, es una casa-patio. Es el resultado de la simbiosis perfecta entre los esposos Planchart y Ponti, quienes mantuvieron una larga y maravillosa relación por cartas y telegramas durante el proceso de diseño de la casa, sumado a los envíos de planos profusamente detallados y las visitas frecuentes de Ponti a Caracas. La ubicación y orientación de la casa con respecto al Ávila, es uno de sus mayores atributos: posada sutilmente sobre la colina, en un terreno de dos hectáreas con vista de 360 grados, es testigo privilegiado del crecimiento de la ciudad.

Aunque inspirada en la forma de una mariposa, sus formas de diamante son reminiscencias de la Torre Pirelli y su circulación magistral. El arquitecto milanés, logra controlar la circulación a partir de planos y líneas en suelos y techos, llevando al visitante hacia el salón, desde donde se aprecia la totalidad de la casa. Ponti –quien además de arquitecto era diseñador industrial– además de diseñar la casa, se ocupó de incorporar diseños propios de mobiliario producidos para Altamira, Cassina y M. Singer & Sons, entre otros, así como lámparas producidas para Arredoluce, Fontana Arte, y otras grandes firmas de diseño industrial.

El diseño de piezas y objetos, en los que se refleja el gran amor con que fue concebida, diseñada y construida, se suman a la exquisita colección de arte, donde son notables el mural cerámico de Fausto Melotti ubicado en el patio, el móvil de Calder ubicado en la entrada, y las pinturas de Armando Reverón. Al interior, la magnífica colección de orquídeas de Armando Planchart, constituye una experiencia sensorial. Las flores y plantas de distintas formas y colores son sustituidas cada semana, impregnando la casa de aromas y colores. La Villa, construida por inmigrantes italianos y portugueses que llegaron a Caracas en los años 50 después de la II Guerra Mundial, refleja parte de la tradición de la arquitectura italiana. La estructura de concreto, soporta las paredes externas, que parecen flotar, revestidas de cerámica martillada vitrificada. Los materiales y elementos que la componen en su mayoría fueron enviados desde de Italia, para finalmente ser ensamblados o colocados en la nueva propiedad de San Román.

La Villa, su concepción e historia dibujada, hoy forman parte del valioso archivo de la Fundación Anala y Armando Planchart, que la conservan en su estado original como parte del patrimonio cultural de Caracas. Este oasis de modernidad ubicado en una colina frente al Ávila y que puede ser vista desde distintos ángulos de la ciudad, es uno de los patrimonios más importantes de la arquitectura del siglo XX, y uno de los secretos mejor guardados de la ciudad. Una obra que guarda una rigurosa armonía entre el diseño de sus espacios y los elementos que la conforman, transcendiendo en el tiempo gracias al amor con la que fue construida, habitada y hoy conservada.