Armando Planchart Franklin: un legado forjado desde el silencio, el trabajo y la generosidad – Parte 2
Azier Calvo
marzo 11, 2022

Armando Planchart joven

Este ensayo, en doce entregas sucesivas, forma parte del esfuerzo de la Fundación Anala y Armando Planchart por difundir las múltiples dimensiones de Armando Planchart Franklin. Con estas entregas, pretendemos rescatar la historia de uno de los personajes que hizo posible la modernidad de Venezuela y su impacto en la obra arquitectónica de la capital

Horas bajas
Lo económico aprieta, se truncan los estudios, se busca trabajo y se fragua el individuo

Armando Planchart cursa estudios de primaria en una escuela pública ubicada en La Candelaria. Desde muy pequeño tuvo mentalidad de comerciante y muy temprano, por ser el único hijo varón, le correspondió asumir ciertas responsabilidades que lo definieron como individuo.

Armando Planchart

Armando Planchart joven

En la medida que la familia fue perdiendo poco a poco el estatus que una vez tuvo y empezó a atravesar aprietos económicos , Armando se ve obligado a dejar los estudios de secundaria , empleándose en 1919 como mensajero (“office boy”) en la recién abierta agencia del National City Bank of New York de Caracas (1917), localizada en la esquina de Sociedad (sureste). En este cargo le fueron de mucha utilidad sus conocimientos de inglés adquiridos gracias a su familia Franklin, de donde procedía su madre.

 

National City Bank of New York, Caracas

Hernández Ron al respecto señala: “Se conoce en la intimidad, que sus primeros sueldos estuvieron destinados al alivio de apremiantes necesidades de vestuario de sus hermanas. Ese fue su impulso inicial. Habló su corazón. Esa fue su devoción familiar” .

Cuando Armando entra a trabajar en el banco, ya Juan Vicente Gómez tenía once años en el poder, que asumió entre el 18 y el 20 de diciembre de 1908 después de que Cipriano Castro, agravado en su enfermedad, viajara a Berlín para someterse a una operación de urgencia. Fue así como se juramentó como Presidente Encargado el 24 de noviembre de ese mismo año.

Juan Vicente Gómez

Juan Vicente Gómez

Con Gómez, que gobernará con mano férrea hasta el día de su muerte, el 17 de diciembre de 1935, se daba inicio a un período en el que el país se encaminará poco a poco hacia la modernización. La explotación petrolera, impulsada por el otorgamiento de grandes concesiones a empresas extranjeras, lo cual servirá para que Venezuela dé el salto de una economía agrícola a una minera. Dentro de ese marco se da prioridad al desarrollo de las comunicaciones, se lleva adelante la construcción de numerosos edificios institucionales y se pondrá fin al caudillismo.

En 1912 se saldará definitivamente la deuda externa que el país tenía contraída desde 1903, y se celebrarán con gran despliegue los centenarios de la Declaración de la Independencia, de la firma del Acta y de la Batalla de Carabobo en 1910, 1911 y 1921, respectivamente.

Como dato no menos importante, será en 1919 cuando Laureano Vallenilla Lanz (1870-1936) escritor, periodista, sociólogo e historiador, uno de los principales representantes del pensamiento positivista venezolano, apologista de Juan Vicente Gómez y casado desde 1906 con María Planchart Lovera (hermana del padre de Armando Planchart), publica el libro «Cesarismo democrático». Allí es donde aparece su tesis del “gendarme necesario”, a la que dedica un capítulo.

Laureano Vallenilla Lanz

Laureano Vallenilla Lanz

Vallenilla Lanz analiza “la conformación de la sociedad venezolana, a la luz de la teoría y la metodología de la escuela positivista, y se extiende en la justificación de la figura del caudillo o gobernante autoritario como único ente capaz de regular y controlar el poder político en naciones como Venezuela, en las que no percibe un pueblo capacitado para el ejercicio del sistema democrático” .

En el National City Bank, donde ascendió hasta donde era posible, llegando a nivel de sub-gerente (los cargos superiores estaban reservados a ciudadanos norteamericanos), Armando se mantuvo cerca de 10 años viviendo en una Caracas aún provinciana que vio como Alejandro Chataing se afianzaba como “el gran constructor del régimen” . Vio ensanchar su casco tradicional con la construcción de San Agustín (norte y sur) y El Conde, consolidar su expansión hacia El Paraíso, cómo se creaba al oeste una “Nueva Caracas” y cómo tomaba fuerza su crecimiento hacia el este, empezando con Los Chorros, La Florida, Country Club, Campo Alegre y Los Palos Grandes, y siguiendo con San Bernardino, urbanización que, pese a su proximidad, sería la primera en romper con el damero que por siglos organizó el crecimiento del casco central de la ciudad. Gómez fijaba su residencia en Maracay desde 1912 e invertía en la realización allí de importantes obras públicas.

Plano Caracas 1919

Plano de Caracas, Razetti (1919)

Con la familia y el trabajo como prioridades , y seguramente bajo el influjo de su tío político, Armando Planchart, a pesar de su coincidencia en edad, se mantuvo alejado del movimiento, en principio académico, luego transformado en manifestación política, que durante el carnaval de 1928 un grupo de jóvenes estudiantes universitarios protagonizaron en contra de la dictadura de Gómez, y que daría pie a lo que luego se conoció como “la generación del 28”, cuya actuación sería fundamental en el devenir del país. Sin embargo, más tarde y bajo otras circunstancias, Planchart coincidirá con alguno de sus integrantes . Caracas en 1929 apenas sobrepasaba los 80.000 habitantes.

En 1926, cuando Armando Planchart apenas tenía 20 años, con la experiencia acumulada en el National City Bank, los buenos contactos logrados con clientes norteamericanos gracias a los últimos cargos que desempeñó, y el apoyo de su pariente Pedro Vallenilla Echeverría, cambió su trabajo por un empleo en la Corporación Venezolana del Motor (CVM), circunstancia que redefinirá por completo el curso de su vida. Quienes conocieron a aquel joven formado en un ambiente modesto dan fe de que se trataba de un individuo austero, honrado, de irreprochable conducta, con un marcado afán de superación y muy responsable tanto en el apoyo permanente a la familia como en cuanto al cumplimiento de su trabajo se refiere.

 

[1] Cuenta su sobrino: “En el corral de su casa había una mata de uva de playa que cuando daba frutos Armando los colocaba en unos cartuchos y salía a venderlos para ganar algo de dinero”. Carlos Armando Figueredo Planchart, “Conversación”, grabada vía Zoom el 23 de septiembre de 2021.
[2] Con relación a este asunto que ya hemos comentado anteriormente, Hannia Gómez ofrece la siguiente versión: “Su vida transcurre sin problemas económicos en Caracas hasta los doce años, cuando un fatal revés económico de su padre cambia su vida, viéndose forzado a dejar de estudiar”. Hannia GÓMEZ, El Cerrito. La obra maestra de Gio Ponti en Caracas. Caracas: Ex Libris, 2009, p. 65.
[3] Se puede afirmar, por tanto, que Armando Planchart fue autodidacta. 
[4] “Recordaba Anala Planchart que su marido… ganaba ‘apenas ochenta bolívares mensuales’ (unos trescientos dólares), al cambio de la época”. Hannia GÓMEZ, op. cit., pp. 65-66. 
[5]  Ramón HERNÁNDEZ RON, “Nuestros valores. Semblanza de Armando Planchart”. En: El Universal, mayo 1978.
[6]  Del matrimonio nacen tres hijos: María Luisa, Josefina y Laureano José. Será curioso constatar que si Laureano Vallenilla Lanz fue el apologista de Juan Vicente Gómez su hijo, Laureano José Vallenilla-Lanz Planchart (1912-1973), lo sería más adelante del Nuevo Ideal Nacional perezjimenista.
[7] Wikipedia, “Laureano Vallenilla Lanz”, https://es.wikipedia.org/wiki/Laureano_Vallenilla_Lanz
[8] “Mi tío era un gran administrador, llevaba muy bien las finanzas y sabía donde tenía el más mínimo centavo (por eso lo apreciaron tanto en el City Bank)”. Carlos Armando Figueredo Planchart, “Conversación”, op. cit.
[9] Apelativo que le coloca Mariano Picón Salas en su libro Los días de Cipriano Castro publicado en 1953.
[10] Recordemos que el lema de la dictadura gomecista era “Paz, Unión y Trabajo”.
[11] A finales de los años 30 Armando Planchart establecerá una estrecha amistad con Carlos Eduardo Frías miembro de la generación del 28, quien en 1938 fundará ARS, la primera empresa de publicidad del país donde trabajará, entre otros, Arturo Uslar Pietri, que será desde 1939 su concuñado. También en 1950 apoyará a Rafael Vegas (otro miembro de la misma generación) en la creación del Colegio Santiago de León de Caracas. En todo caso a Armando Planchart “nunca le llamó la atención la actividad política ni intentó sacar provecho de familiares cercanos vinculados con el poder para su beneficio”, tal y como asevera su sobrino Carlos Armando Figueredo Planchart, “Conversación”, op. cit.