Armando Planchart Franklin: un legado forjado desde el silencio, el trabajo y la generosidad – Parte 3
Azier Calvo
abril 2, 2022
Este ensayo, en doce entregas sucesivas, forma parte del esfuerzo de la Fundación Anala y Armando Planchart por difundir las múltiples dimensiones de Armando Planchart Franklin. Con estas entregas, pretendemos rescatar la historia de uno de los personajes que hizo posible la modernidad de Venezuela y su impacto en la obra arquitectónica de la capital
Despierta una habilidad innata
El automóvil y su comercialización en la Venezuela gomecista
Pasada la mitad de la década de los años 20, cuando Venezuela consolida su bonanza económica basada en la explotación del petróleo, Armando Planchart “cambió su oficio y pasó a la Corporación Venezolana del Motor, en la que llegó a ser gerente de la sucursal de Maracaibo y fundador de la oficina del Estado Táchira…” [1].
La decisión de Planchart, influida por su pariente y empresario Pedro Vallenilla Echeverría, está vinculada al hecho de que ya había incursionado en el negocio automotriz y, junto a Gustavo Herrera y Gustavo J. Paúl, crearía en aquellos años la ya mencionada Corporación Venezolana del Motor (CVM), firma que distribuyó con carácter de exclusividad en Venezuela los automóviles Chevrolet, Cadillac, Ford y Studebaker. Esa determinación alterará, como ya señalamos, el rumbo de su vida en virtud de que se despertará en él una —hasta entonces oculta— habilidad innata que lo llevará a alcanzar un elevado nivel económico tras hacer de la comercialización de vehículos y la representación de varias firmas un lucrativo negocio.
Vallenilla Echeverría “percibe el empuje del joven y le propone cambiar de oficio. Para ese momento, aún no tenía la mayoría de edad que le permitiera hacer negocios por sí sólo, pero aún así acepta y parte para la ciudad andina de San Cristóbal para abrir una agencia de ventas de autos Chevrolet. Poco tiempo después inaugura otra con éxito en Maracaibo. En este momento tiene veintitrés años” [2].
En cuanto la primera etapa de su desempeño dentro de la CVM no está muy claro que Armando Planchart se residenciara de manera fija en el interior del país. Al comienzo, él junto a otros vendedores trasladaban personalmente los vehículos que eran adquiridos en Caracas con destino a ciudades como Valencia, Barquisimeto, San Cristóbal o Maracaibo, hospedándose por cortos períodos en lugares donde la empresa los ubicaba.
“En algunas oportunidades, luego de hacer entrega de los automóviles en Los Andes o Maracaibo, hacían el regreso en barco desde el Zulia. En tierras marabinas sí logró permanecer durante varios meses cuando llegó a ser gerente de la sucursal de la CVM, sufriendo los rigores del calor típico de la región” [3].
Será, por tanto, entre Caracas y el interior del país donde Planchart vivirá los estertores del mandato de Gómez, y en 1934 conocerá a la que el año siguiente sería su esposa: Ana Luisa Belén (Anala) Braun Kerdel.
Ana Luisa Braun Kerdel
Quizás valga la pena recordar que, con el objeto de contextualizar el auge alcanzado por la venta de autos durante el período en que gobernó Juan Vicente Gómez, el primer vehículo llega a la capital venezolana procedente de los Estados Unidos en 1904, explica el periodista e historiador Javier González. Se trataba de un Cadillac último modelo, propiedad del doctor Isaac Capriles [4].
“La circulación vehicular, habida cuenta de la escasez de calles pavimentadas, estaba limitada a algunos distritos como El Paraíso, primer suburbio caraqueño que contaba con una vía acondicionada.
Primer vehículo que llega a Venezuela, 1904.
Foto: Luis Felipe Toro
Posteriormente, los carros se abrieron paso por el valle mayor, siendo una obra fundamental la carretera del Este, inaugurada en 1912, que llegó hasta Petare. (…) En este contexto fueron significativos los esfuerzos de los pioneros del automovilismo, quienes emprendieron verdaderas aventuras por las precarias redes de comunicación del país, aparte de constituirse en entusiastas cofradías.
En 1925 se fundó el Automóvil Club, con la presencia del arquitecto Rafael Seijas Cook, propietario del primer Alfa Romeo en Venezuela. Ello es un botón de muestra del romance con el carro a principios de siglo” [5].
Con respecto a la comercialización de automóviles en Caracas, tal y como también señala Lorenzo González Casas, ella se empieza a dar cuando “William H. Phelps, en enero de 1909, con apoyo de Enrique Arvelo y Edgar Anzola, comenzó la distribución de los vehículos Ford a través de la C.A. El Automóvil Universal (…). Al separarse de Phelps en 1913, Arvelo fundó el Bazar Americano, el cual quedó como representante de Mitchell y otras marcas. Phelps quedó con la representación de Ford en el Almacén Americano”.[6]
El Automóvil Universal, 1930
Continúa: “Otros pioneros fueron llenando el paisaje caraqueño de concesionarias o showrooms, espacios que colocaban los autos fuera de su entorno asfáltico natural, como en vitrinas de joyería magnificadas. Como resultado, para 1925 había toda una red comercial con al menos 40 marcas de automóviles y 24 concesionarios en todo el país. En una lista muy corta pudiera mencionarse el primer concesionario Chrysler, de ese año, ubicado entre las esquinas de Camejo y Colón” [7].
Almacén Americano, 1920
Entre los pioneros del negocio automotriz en Venezuela, Gustavo J. Paúl comercializó casi todas las marcas conocidas desde 1924. Como ya adelantáramos, Paúl, junto a Pedro Vallenilla Echeverría y Gustavo Herrera, transformó en 1927 su firma personal en Corporación Venezolana del Motor, sumándose posteriormente Alfredo Wallis y Guillermo Chapellín.
“Herrera se retiró en 1934 y Vallenilla llevó la compañía a nuevas alturas como principales distribuidores de Ford, posición que ocupó hasta el comienzo de la segunda guerra, en 1939. Durante la guerra, defendió la firma vendiendo incluso jabón, ya que automóviles no venían. Cuando terminó el conflicto estuvo intacta la organización, iniciándose la nueva etapa con los entonces famosos Studebaker. (…) Ante el impacto de la competencia sobre los Studebaker, en los primeros años de la posguerra decidió Guillermo Chapellín vender la Corporación Venezolana del Motor a Guido Steinvorth, quien la convirtió en la promotora del Volkswagen en Venezuela” [8].
Por tanto, la CVM en sus comienzos y hasta 1934 venderá, entre otros, los automóviles de la General Motors Corporation (GMC), pero a partir de entonces pasará a ser la principal distribuidora de Ford, lo que le dejará a Armando Planchart el camino abierto para convertirse muy pronto en el principal representante de la firma norteamericana en el país, una vez que ésta le proponga abrir una agencia para que la maneje como dealer independiente.
El joven Armado Planchart hacia 1930
Como dato referencial, vale la pena recordar que la General Motors Corporation fue fundada en 1908 por los estadounidenses William Crapo Durant y Charles Stewart Mott. La empresa iniciaría operaciones tras la adquisición de Buick (1908), Oldsmobile (1908) y Cadillac (1909). En 1910, siendo presidente, Durant es expulsado de la firma por casi llevarla a la bancarrota. Al año siguiente se asociaría con Louis Chevrolet, fundarían la Chevrolet Motor Car Company y crearían el 3 de noviembre de 1911 Chevrolet, línea de automóviles robustos, pequeños y económicos pensados para competir con los Ford T, quedándose a la larga Durant con la mayoría de las acciones.
El éxito alcanzado desde el primer modelo (el Chevrolet Classic Six), permitió que William Durant volviera a posicionarse dentro del mercado, de tal forma que consiguió retomar el control de la General Motors, fusionando en 1917 a Chevrolet y convirtiéndola en la Chevrolet Division de la General Motors, que ahora pasaría a ser Company. A la larga Chevrolet, nave insignia de la GMC durante más de 100 años, será, con una amplia gama de modelos lanzados, la marca más vendida del mundo en el siglo XX.
Será en 2009 cuando la General Motors Corporation se reestructurará tomando el nombre por el que hoy se le conoce: General Motors Company [9].
Chevrolet Classic Six
A modo de información que ilustra la proliferación de locales para la venta de automóviles, hay que recordar que, “en Venezuela la pasión de las élites por los autos se convirtió en un fenómeno de masas con el incremento de los ingresos petroleros. (…) Fue de esta manera que el parque automotor pudo saltar de unas pocas unidades a inicios del siglo a 46.000 unidades en 1946 y a 206.000 en 1955” [10].
Según otras fuentes Caracas en particular incrementa el número de vehículos, de cinco unidades en 1905 a 3.616 en 1934. Por otro lado, el historiador Javier González afirma que a partir de 1925 “el automóvil comenzó a hacer metástasis” en el territorio venezolano, fundamentalmente en Caracas, donde pasó de 2.500 vehículos de combustión interna en 1927, a 8.000 en 1937, 10.000 en 1947, 40.000 en 1957, 200.000 en 1967, 500.000 en 1977, 1.500.000 en el año 2000 y casi 4.000.000 en 2011 [11].
De tal manera, en los años 30’s ya se puede hablar de industria, en el sentido de que existen concesionarios en las principales ciudades del país y hay un creciente volumen de importación de vehículos que entraban por los puertos de La Guaira y Puerto Cabello en cantidades de hasta veinte mil al año. Ford y Chevrolet serán las marcas más vendidas.
Quienes trataron con Armando en esta etapa que va de 1927 a 1934 reafirman su innata corrección, su integridad moral y su apego al cumplimiento del trabajo y de su deber lo cual acompañaba de su carácter sereno, entero, ecuánime. También destacan su gran sentido del humor.
Para 1934, los tiempos difíciles de estrechez económica habían pasado. Tanto sus padres como su hermana Ana Teresa fueron poco a poco cubiertos por su ala protectora, actitud que siempre asumió con desinterés, generosidad y desprendimiento.
Foto Pasaporte Anala y Armando, 1935
[1] María Josefa PÉREZ, “Armando Planchart: Ejemplo de Altruismo”. En: El Universal, abril de 1978.
[2] Hannia GÓMEZ, El Cerrito. La obra maestra de Gio Ponti en Caracas. Caracas: Ex Libris, 2009, p. 66.
[3] Carlos Armando Figueredo Planchart, “Conversación”, grabada vía Zoom el 23 de septiembre de 2021.
[4] Ubicable en https://camaradecaracas.com/ocurrio-aqui/primer-automovil-en-caracas/.
[5] Lorenzo GONZÁLEZ CASAS, “Autopía: Modernismo motorizado en Caracas”. En: https://historico.prodavinci.com/blogs/autopia-modernismo-motorizado-en-caracas-por-lorenzo-gonzalez-casas/. Sobre la consideración del automóvil como detonante de un incipiente turismo nacional vale la pena revisar el libro de Ciro Caraballo Perichi, Hotelería y turismo en la Venezuela gomecista. Caracas: Corporación de Turismo de Venezuela, 1993.
[6] Ibídem.
[7] Ibídem.
[8] Ubicable en https://museodeltransportecaracas.blogspot.com/2014/06/volkswagen-en-venezuela.html.
[9] Ubicable en https://es.wikipedia.org/wiki/General_Motors
[10] Lorenzo GONZÁLEZ CASAS, “Autopía: Modernismo motorizado en Caracas”, op. cit.
[11] Citado en https://sites.google.com/site/tecnologiaautomotrizunimet/automovil-en-venezuela.